ISSN 2696-5151

Numero 47. Año: 2020

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AUTORA: Gabriela Caballero. Psicóloga sistémica, cursando la especialización en deporte. Psico. Club atlético Boca Juniors. Jugadora de fútbol (Argentina)

Hace un tiempo nos surge la intención de indagar sobre las creencias en torno a la práctica de fútbol femenino y cómo influyen en las jugadoras de un equipo de la Primera División de AFA. El interés se despierta debido al incremento de mujeres practicando este deporte en los últimos años.

Nos enfocamos en el equipo de fútbol femenino del Club Atlético Platense, y así a través de las jugadoras, sondeamos sus creencias en torno a la práctica de un deporte preponderantemente masculino, además, conocer cómo vivencian esta situación, donde si bien hoy la mujer ocupa otros roles y lugares que antes le eran negados, aún continúa la lucha por la equidad de género, visible en esta disciplina deportiva también.

Es importante distinguir que mientras el sexo se refiere a las diferencias físicas, el género alude a las de tipo psicológico, social y cultural entre hombres y mujeres, transmitidas durante los procesos de crianza y educación.

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Este concepto refiere que:

Cuando hablamos en términos de género lo hacemos pensando en lo femenino y lo masculino. Se trata de una adquisición, en relación con la subjetividad de cada persona, según el modo en que juegue su personalidad dentro de su mundo social, de su época histórica y de su cultura. (Giberti, 1990, p.181)

El mismo nos permite contextualizar los hechos para comprenderlos según su carácter histórico y social, en constante movimiento.

Debemos resaltar que en la actualidad, hay mayor apertura y aprobación de la sociedad hacia el fútbol femenino, como también que el sesgo machista paulatinamente va desapareciendo, pero todavía se necesita reconocimiento igualitario para esta disciplina deportiva de parte de la AFA, en comparación a la Primera División masculina, lo que ocasiona que muchos equipos femeninos de la “A” por verse imposibilitados a apuntar al profesionalismo y carecer de presupuesto para mantenerse en la categoría decidan bajarse de la misma.                                                             

El primer campeonato de fútbol femenino comenzó el 27 de Octubre de 1991 con ocho equipos participantes y el 15 de diciembre, disputadas siete fechas, River Plate se coronó como el primer campeón. Los otros equipos que participaron en aquel torneo inaugural fueron: Boca Juniors, Excursionistas, Independiente, Yupanqui, Deportivo Español, Deportivo Laferrere y Sacachispas. La mayoría pertenecientes a Capital Federal y otros a provincia de Buenos Aires.                                                                                                                            

La Primera División de fútbol femenino es el paralelo de la Primera División masculina, siendo ambas categorías, dirigidas por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).    

El Club Atlético Platense se incorporó a la Primera División en 1996, manteniéndose en la misma hasta la actualidad.                                                                                                                   

Hasta el 2015 fue denominado Campeonato de Fútbol Femenino, ya que era la única categoría organizada. A partir del 2016 existen dos divisiones, la A que inicialmente tuvo diez equipos, y la B con los restantes que se encuentren inscriptos. Al final del torneo hubo un descenso (Puerto Nuevo) y tres ascensos (Atlanta, Villa San Carlos y El Porvenir), por lo que para la temporada 2016-17 la primera división tuvo doce equipos que disputaron el torneo.                                                                                                   

El campeón clasifica a la Copa Libertadores Femenina y el último en la tabla de posiciones de la temporada, desciende a la Segunda División.                                                                                                                

La Primera División Femenina se empezó a transmitir por primera vez en televisión, en 2015 a través de TyC Sports Play, que transmitía los partidos en YouTube hasta Junio del 2017. 

A mediados del 2017 Crónica Televisión compró los derechos de las dos categorías (Primera y Segunda División). La emisora transmite un partido de cada categoría (dependiendo del fixture y los partidos relevantes) disputados normalmente los domingos.                                                                                              

Aun así reconociendo el auge de esta disciplina deportiva practicada por mujeres en los últimos años y teniendo en cuenta el impacto social que siempre tuvo el fútbol como deporte masivo masculino, solo genera aceptación parcial de la disciplina y falta de igualdad de condiciones con respecto al fútbol masculino.                         

Cada época naturaliza hábitos, creencias, estereotipos, roles, funciones, etc., lo cual genera imperativos sociales característicos, considerando como normal lo impuesto socialmente, los cuales algunos fueron cuestionados, como en el caso del rol de las mujeres, se permitió que no queden solamente destinadas a la maternidad y a las tareas del hogar, como su única posibilidad de desarrollo personal.

Las situaciones problemáticas son emergentes de procesos sociales. Situar el problema en contexto permitirá conocer las creencias en torno a la práctica de fútbol femenino a través de las jugadoras del equipo de Platense, y ver de qué modo estas creencias se juegan a nivel personal y grupal

A modo de contribución sobre lo que para cada uno puede ser problemático nos es necesario recurrir a lo que Wainstein (2006) afirma:                                                                                                 

     … un problema es una construcción cognitiva, una interpretación de los hechos y también las acciones que hemos adoptado a partir de esa interpretación, que no nos da la posibilidad de resolver favorablemente una situación. Un problema siempre está sostenido por elementos cognitivos, comportamentales y contextuales que interactúan entre sí autoafirmándose. (p. 65)

A lo expresado hasta entonces, una problemática que se observa es que sigue existiendo una inequidad notable hacia el sexo femenino, sobre todo cuando refieren a la capacidad de las jugadoras que se desempeñan en este deporte. 

Al respecto Domínguez Proaño, (2016), sostiene lo contrario:

… al momento de analizar el juego como tal…no solo se trata de rendimiento, sino también de disciplina, constancia, entendimiento y juego en equipo. Estos factores ya no vienen a ser físicos si no psicológicos, y en cuanto a procesos mentales hombres y mujeres funcionan de la misma manera, en especial a la hora de practicar un deporte…un deporte no se mide en cuanto a géneros, sino en base a la calidad del mismo, lo mismo sucede con los jugadores o con quienes dirijan el equipo. (pp. 1-2)

El problema presentado, nos hizo concientizar sobre la necesidad de  abordaje de esta realidad social y lo que se encuentra implícito en torno al fútbol femenino, ya que aún perdura en la sociedad la no aceptación definitiva de la práctica de esta disciplina deportiva. 

Como también replantearnos y reflexionar, si la equidad e igualdad de derechos, recursos, condiciones, oportunidades y desarrollo, que las jugadoras merecen y necesitan, ¿estará obstaculizada por las barreras culturales del machismo o por la entidad rectora y  reguladora del fútbol en Argentina? 

Por ello, nos resulta necesario indagar qué significa para las jugadoras practicar este deporte, así conocer sus creencias en torno al fútbol femenino y de acuerdo a cómo sean percibidas e interpretadas por ellas, comprender cómo sus creencias influyen tanto individual como colectivamente al equipo en su totalidad y ver si mediante las creencias se reflejan estas desigualdades con las que convive esta disciplina deportiva.

El equipo de fútbol femenino de Platense, al ser considerado un sistema, cada una de sus partes, es decir cada jugadora, interactúa con su contexto más próximo, la familia, lo cual genera que las mismas desarrollen creencias sobre la práctica de este deporte, por lo que de acuerdo a cómo sean percibidas e interpretadas por ellas, pueden adquirir muchas maneras y formas, por ejemplo dando lugar a acontecimientos estresantes o generando que las mismas se desarrollen óptimamente en lo deportivo. 

Debido a que el fútbol es un deporte practicado mayormente por varones, esto mantendría la inequidad de oportunidades para las mujeres, generando el retraso de su iniciación en la disciplina y posibilidad de perfeccionarse en este deporte, al no haber en los clubes, divisiones inferiores –en fútbol femenino- donde formarse.

La posibilidad de crecimiento profesional de una mujer en este deporte, es desigual con respecto a los varones, ya que corren en desventaja respecto a los recursos que reciben, aun cuando ya se ha profesionalizado en Argentina.

El fútbol es el reflejo del esquema social planteado en una sociedad, responde a un modelo cultural donde el machismo latente en algunas personas que viven este deporte como espectadores y también en quienes lo dirigen, puede ser un factor desmotivador que imposibilita el crecimiento de esta disciplina deportiva.

  1. Conde, M., y Rodríguez, M. G. (2002). Mujeres en el fútbol argentino: sobre prácticas y representaciones. Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa. Distrito Federal de México.

Trabajo producto de cinco años de investigación sobre una temática prácticamente inexplorada. Lo cual -en palabras de las autoras- es lógico porque este deporte es un área masculina. 

Optaron por considerar la compleja trama de prácticas y representaciones que conducen a la producción y reproducción del orden de los géneros, indagando sobre todo la tensión entre ambas lógicas y sus consecuencias inclusivas o no.  

La hipótesis que sostienen Conde y Rodríguez (2002) es que: “…las mujeres que asisten a los partidos no son una amenaza. Por el contrario, los valores sociales de la masculinidad son reproducidos dentro del acto compartido de la asistencia a los estadios” (p. 96).

Concluyen que, la representación de este ámbito masculino, es inclusiva, pero la práctica es excluyente y así se reproduce el orden de los géneros.

Así en este trabajo afirman que:

El fútbol (…) forma parte no sólo de las dimensiones más generales de una sociedad y su cultura, sino que, paralelamente, se relaciona con la construcción de un orden y un mundo masculino, de una arena, en principio, reservada a los hombres. En América Latina el fútbol es un mundo de hombres, es un discurso masculino con sus reglas, estrategias y su “moral”. (Conde y Rodríguez, 2002, p. 94) 

El rechazo del fútbol femenino podría considerarse además, como un desvío de ciertas prácticas políticas feministas vinculadas al derecho a la igualdad o a lo que Jennifer Hargreaves (1994) denomina separación y acción positiva dentro de los estudios de género relativos al deporte. (Conde y Rodríguez, 2002, p. 99)

Este fenómeno es relativamente nuevo, ya que si la mujer estuvo siempre en las canchas de fútbol, su presencia se enmarcó tradicionalmente en una concurrencia familiar, acompañando a varones, fueran estos aficionados o jugadores. La década de los noventa, por eso, introduce un Cádiz diferencial, lo que puede leerse como una “feminización del fútbol”, en palabras de Bromberger (2000); es decir, como un aumento de la cantidad de su asistencia, pero también como diferencias cualitativas entre el pasado y la actualidad. (Conde y Rodríguez, 2002, p. 100)

…podemos hablar de una tensión entre las representaciones y las prácticas femeninas, generada a partir de una articulación compleja entre la necesidad expansiva de captura del medio televisivo y el sentido común que subyace al mundo moral del apasionado del fútbol-tradicional-masculino: mientras que la representación, aun con sus contradicciones, es finalmente inclusiva, la práctica es excluyente y en el interior de esta articulación se reproduce el orden de los géneros. (Conde y Rodríguez, 2002, p. 105)

En consonancia a lo antes dicho consideramos que el deporte no tiene género, las definiciones de masculinidad y feminidad han sido impuestas socialmente sobre las actividades deportivas.  El deporte es una práctica cultural, permite transformar las relaciones de género, utilizando la concepción de deporte como práctica social que traspasa los límites de la corporeidad, no estando ligada a ningún sexo.   

Los estereotipos ligados al género  también afectan al hombre, así como hay deportes considerados apropiados para el varón, también los hay para la mujer, como gimnasia rítmica, patinaje artístico, natación sincronizada, tipos de danzas, etc. La lucha por la conquista de igualdad y equidad debería ser un intercambio de enriquecimiento vital para todos. 

Es factible pensar que esta situación podría cambiar con mayor conciencia sobre los nuevos roles de hombres y mujeres no determinados por el sexo sino por el género como una adquisición en íntima relación con la subjetividad de cada uno, según su personalidad, modos de crianza, educación, de su época histórica y de su cultura, por lo cual todo lo mencionado está sujeto a cambios sociales. Por esta razón es que estas jugadoras naturalizaron la práctica de fútbol, transmitido desde sus familias y de a poco fueron viviendo el auge de esta disciplina, siendo protagonistas de la misma.

La influencia que sus creencias tuvieron en su iniciación y continuidad en la práctica de fútbol femenino fue total, ya que si ellas no hubieran estado firmes en las mismas puede que hubieran sido capturadas por los mandatos sociales de años atrás, donde lo determinado para cada sexo estaba muy marcado en cuanto a lugares a ocupar, sin embargo optaron por el cumplimiento de roles no tradicionales, los cuales hoy en día tienen que ver con lo contrario a lo predeterminado, con un deseo personal de lo que las representa.                                                                                                            

Por eso fue necesario que encuentren un equipo como este que las identifique, que de sentido a sus conductas, pensamientos y sentimientos, que las reúna en base a mismos intereses y así logren consolidarse como equipo, gracias a la cohesión interna, que se manifiesta al hablar en términos de nosotros y que les permitió permanecer perseverantes en la práctica de un deporte inequitativo, condicionando en parte su desarrollo y rendimiento. Frente a otras condiciones, probablemente esto mejoraría, y aun así, la motivación favorece que continúen unidas en la práctica de este deporte.

Nos es inevitable reconocer que cada uno de nosotros en la sociedad  ocupamos un lugar, que sin importar el sexo, nos encontramos atravesados por cuestiones de género, sociales, culturales, religiosas, entre otras, que constituyen nuestra subjetividad y modo singular de ser. A través de estas páginas pudimos describir y demostrar que la posibilidad de adaptación, cambio y aceptación ante lo nuevo es posible y que los cambios sociales son parte de los momentos históricos a los que pertenecemos, con los que tenemos que aprender a convivir.

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