ISSN 2696-5151





Numero: 51 Año:2020

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Autor: Dr. C. Francisco Enrique García Ucha (Cuba).

La pandemia desencadenada por el Covid 19 llego de manera intempestiva y sin aviso sorprendiéndonos a todo sin tener a mano las competencias necesarias para ganarle la batalla, al menos en el primer momento. Todo se transformó, en especial, en el deporte. Conllevó pasar del entrenamiento en el estadio a la sala de nuestras casas. 
El reto en esta situación está radicando en vencer a un contrario invisible, insensible y tenaz, capaz de comprometer la salud de los deportistas. Para enfrentar tales circunstancias se requiere lo mismo que se demanda en los terrenos: disciplina, responsabilidad, constancia, tesón, resiliencia y creatividad para evitar sorpresas y garantizar la fuerza mental. 

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Los expertos en el Covid 19 señalaron que la crisis se desarrollaría en tres etapas: la inicial que requiere del aislamiento, para evitar la propagación teniendo como rasero mantener la distancia y además colocando en veda entre otras acciones la sensualidad de los abrazos y los besos. 
A todo lo anterior se suma la necesidad de creer que se podrán vencer las limitaciones y complicaciones en los calendarios deportivos llegando a un regreso feliz a donde todo estará recuperado. El no tener la certeza de que lo que va a ocurrir sobre la celebración de los encuentros más trascendentes en la vida del deporte se siente la incertidumbre y con ella se genera la preocupación, como un mecanismo de defensa para alcanzar el control. Las preocupaciones van acompañadas con frecuencia por pensamientos negativos y sensaciones de displacer que en algunos casos se potencializaron con las condiciones del aislamiento. Incluso muchos sienten con perplejidad sobre la extensión de este período.
Vencida una parte importante de la primera etapa  nos encaminamos a la apertura de la segunda, la cual no es exactamente un regreso a lo anterior porque el deportista sabe que él no es el mismo que abandono los gimnasios para hacer deporte en su hogar. La ausencia de las cargas apropiadas de entrenamiento ha llegado a menguar parte de sus fortalezas físicas y psicológicas.
A pesar de que la existencia de deportistas y entrenadores, siempre ha estado marcada por el estrés y un desarrollo constante frente a circunstancias que vitalizan la resiliencia, los factores que presentan para retornar a lo perdido forman un reto novedoso y complejo. En la fase de regreso a la normalidad, no será de sopetón, en esta termina el De igual forma, que en la primera etapa se han brindado recomendaciones para alistar las mentes ante posibles errores también en esta etapa están presente las orientaciones tales como continuar con las normativas y recomendaciones que señalan las autoridades sanitarias, aquí se enfatizan el uso y empleo del naso buco, lavarse las manos, evitar tocarse la nariz y los ojos, y todas las recomendaciones que se vienen señalando desde el inicio de la pandemia. Auto percibir el estado de salud y actuar en consecuencia frente a cambios inusuales del organismo tal como fiebre, dolores y otras señales.

Del entrenamiento no supervisado y aislado se regresa a la presencia del entrenador para estructurar nuevamente la interacción con el deportista y sus compañeros de equipo. Se retorna a la necesidad de actuar con disciplina y concentración las directrices y recomendaciones que sean señaladas. El tema más apremiante en tales momentos para los entrenadores se encuentra garantizar la recuperación. 
Es conveniente que todos colaboren en generar un clima motivacional hacia la tarea y un mayor domino de las emociones dando lugar a sentimientos de carácter productivo, y considerar los factores que contribuyan a un aumento del grado de bienestar psicológico, tales como la auto aceptación, las relaciones positivas con otras personas, la autonomía, el dominio del entorno, los propósito en la vida, y el crecimiento personal.

A pesar de la modificación del régimen de enfrentamiento a la pandemia en cada fase va a permanecer en deportistas y entrenadores la incertidumbre. La ansiedad ante lo desconocido y la pobre representación del futuro perturban seriamente el bienestar personal. 
La capacidad de afrontar la incertidumbre es propia de quienes participan en el deporte ya que se presentan situaciones de competencia con metas y pronósticos de rendimiento que deben ser alcanzados, sin embargo se ha considerado que las condiciones de aislamiento y soledad de la pandemia pueden haber elevado la sensibilidad, y dar lugar a estados de sentimiento desagradables, incluidas experiencias emocionales como el miedo y la falta de certezas. Una de las respuestas negativas cuando nos enfrentamos a una situación ambigua es quedarse paralizado, en un estado que Nathan Furr, experto en estrategia en escuelas de negocios, llama incertidumbre improductiva.

Si bien existe una gama de intervenciones psicológicas que pueden contribuir al fortalecimiento de la confianza y la resistencia psicológica para afrontar a lo imprevisible Nathan Furr, especialista en toma de decisiones propone que la incertidumbre es posible enfrentarla si dejamos de pensar en términos binarios, (positivo o negativo) lo que genera ansiedad. Al respecto argumenta que cuando consideramos la gama completa de posibles resultados y las probabilidades asignadas a ellos, vemos las cosas de manera diferente, al respecto explica. “Por ejemplo, ante la inquietud de que los países cerraran sus fronteras al principio de la pandemia, nos dimos cuenta de que había una posibilidad alta de que las fronteras se cerraran en unos pocos días, una posibilidad moderada de que se cerraran antes y una probabilidad cercana a cero de que se cerraran de forma inmediata. Eso nos trajo un inmenso alivio”. 
Estudiar las probabilidades de que algo suceda ayuda a las personas a tener una visión más realista y a reducir el temor.

Por su parte Stephen Covey, propone afrontar la incertidumbre por medio de un ejercicio, que consiste en enumerar las preocupaciones y escribirlas alrededor de un círculo, de forma específica y concreta. Seguidamente el participante debe hacerse una pregunta: ¿qué acciones concretas puedo hacer yo para resolver esos problemas?


Con las respuestas se dibuja el círculo de influencia, más pequeño, pero más poderoso, ya que recoge todas las acciones que dependen de nosotros para afrontar las preocupaciones. A partir de ahí, cada vez que nos asalte una preocupación, debemos poner el foco en lo que está en nuestras manos. “Como escribió Covey, cuando ponemos la atención en nuestro círculo de influencia, sentimos que nuestro margen de maniobra es mucho mayor ante un problema”, 

Los enfoques centrados en la emoción positivas y en la acción, en las evaluaciones de desafíos y amenazas son dominantes para el buen funcionamiento humano.

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Bibliografía
Covey, S. R. (2014). The 7 habits of highly effective families. St. Martin’s Press.
García, F. (2020). Deportes y COVID-19: ideas para una cuarentena en salud. http://www.jit.cu/NewsDetails.aspx?idnoticia=143170 
Furr, N. & Dyer, J. H. (2014). The Innovator’s Method: Bringing the Lean Startup into Your Organization (Boston: Harvard Business Review Press, 2014).
Furr, N., Nel, K., & Ramsoy, T. Z. (2018). Leading Transformation: How to Take Charge of Your Company’s Future. Harvard Business Press.

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