Numero: 96. Año: 5. Lugar de Edición: Barcelona, España Editor: Juan Pablo Cervigni
(ISSN 2696-5151)
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Autor:
Alberto Martinez Oller, podólogo. (España)
Con frecuencia oímos a amigos o familiares referir molestias en el talón, por la mañana al levantarse casi siempre, posiblemente les haya tocado luchar contra una de las patologías del pie mas frecuentes y limitantes.
La fascitis plantar, como hemos comentado en otros posts, puede tardar mucho en curar y posiblemente es a causa de que no estamos enfocando una patología que es multifactorial con un tratamiento multidisciplinar como desarrollaremos seguidamente.
Debemos entender que la tensión que están soportando las fibras situadas en la planta del pie, es consecuencia de Fuerzas. Fuerzas que no son otras más que nuestro peso, nuestro peso se verá multiplicado como fuerza en función de la velocidad de la actividad laboral o deportiva que estemos desarrollando. Dichas fuerzas en sí mismas, por repetición ya disponen de capacidad lesiva con el número de repeticiones suficientes en el tiempo, pero a ello debemos sumar determinadas posiciones del pie. Posiciones que pueden favorecer dicho estrés, estamos hablando de hecho de alineaciones inadecuadas de segmentos óseos que provocarán una pérdida de eficiencia de la capacidad de generar fuerza, de capacidad adaptativa y por lo tanto dificultando la normal función del pie ante determinadas demandas altas como pueden ser actividades laborales donde la necesidad de estar de pie estresará considerablemente el sistema osteomuscular, de la misma manera que también generará estrés una actividad deportiva donde bien por la explosividad, la repetición o la intensidad sean considerablemente altas.

Con todo lo anterior iremos generando microlesiones en partes blandas, que por la ausencia de reposo suficiente dificultará su normal curación pues aunque nuestro sistema tiene las herramientas para regenerar muchas de nuestras estructuras, es necesidad primordial que las causas que han generado la lesión se hayan visto reducidas. Por lo tanto, si ese trabajo donde la necesidad de estar de pie no puedo cambiarlo, si la intensidad deportiva no puedo cambiarla, si la correcta alineación osteoarticular del sistema no puedo cambiarlo… aunque yo pueda tener sistemas para autoregenerar mi lesión, estaré continuamente con generando un bucle donde la curación-lesion-curación se repetirá a diario con su también consecuente inflamación.
Una inflamación que acabará dando una hipersensibilización de la zona afectada, porque todo el sistema nervioso está siendo también irritado y acabará también contribuyendo posiblemente al dolor generando la llamada neuropatía de Baxter donde la liberación por parte de estos nervios afectados de la sustancia P aún sensibilizará la zona ante el más mínimo estímulo de estrés.
Un calzado incorrecto será también un gran aliado para la lesión, así calzados extremadamente planos, con drops bajos, facilitarán la tensión del sistema calcáneo-aquileo-plantar, calzados destinados a actividades diferentes de las que estamos realizando también contribuirán a complicar la lesión de forma directa.
Hay más situaciones que pueden como digo facilitar la complicación de la lesión y si no intentamos reducir considerablemente, de forma global, conjunta y coetánea en el tiempo todos los estresores del sistema, únicamente conseguiremos resultados parciales en la curación de la lesión o en el mejor de los casos curaciones que acaban en recaída un tiempo después.
Un ejemplo que solemos utilizar es como procedemos cuando nos aparece un flemón en la boca, la mayoría de las personas irán directas a su botiquin en busca de algún antiinflamatorio, en primera instancia eso nos sirve para controlar el dolor y bajar la inflamación, pero NO es la solución, necesitamos añadir un antibiótico para controlar la infección, pero TAMPOCO es la solución si de forma paralela, no revisamos con nuestro odontólogo el origen de esa entrada bacteriana que puede estar producida por ejemplo por una caries… los tratamientos, por tanto deberán abordar todas las áreas que se están viendo afectadas. Y si, el tratamiento o es coincidente en el tiempo o jamás dará un trabajo plenamente satisfactorio para el profesional o el paciente.
El trabajo por tanto con el entrenador, el fisioterapeuta, osteópata, traumatólogo, podólogo, junto a las terapias antiinflamatorias, los recuperadores físicos, el nutricionista etc, deberían ser todas a la vez, para que con un abordaje conjunto, no se dejen sin atender a las diversas causas que la favorecen esa incómoda lesión que arrastra gran parte de la población que visitamos a diario en consulta.
Así y sólo así podremos obtener unos resultados satisfactorios en un tiempo adecuado, pero además de solventar el dolor y la limitación en tiempo presente, deberemos abordar que hacer para que a medio, largo plazo no nos volvamos a encontrar con problemas similares.
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