Numero: 98. Año: 5.  Lugar de Edición: Barcelona, España Editor: Juan Pablo Cervigni

Fotografía de Larry Nassar (Reuters/Rebecca Cook)

(ISSN 2696-5151)

Numero de Visitas: 114

Autora: Lic. Ana Arazo Moreno

(España).

Formación Académica:

Psicóloga General Sanitaria. Col. AN09025

Máster en Psicología de la Actividad Física y del Deporte. UAM (Universidad Autónoma de Madrid)

Máster en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. INEF – Madrid 

Experta en Intervención de la Violencia Sexual.  Fundación Vicky Bernadet

Experta en Abordaje Psicológico Integral de las Violencias Machistas. UPO (Universidad Pablo de Olavide)

1.- INTRODUCCIÓN: ENMARCAR LA VIOLENCIA SEXUAL EN EL ENTORNO DEPORTIVO

El Deporte, como sistema social, por una parte reproduce las estructuras patriarcales, y las violencias machistas en general, pero por otra parte, tiene ese elemento transformador que empodera (Fontecha, M, 2016), que nos hace resilientes, fuertes mentalmente, nos llena de valores y competencias para el resto de nuestra vida. Elemento que tenemos que aprovechar para generar el cambio hacia una sociedad igualitaria y no violenta. Sin embargo, el contexto deportivo ha sido utilizado como un elemento donde ejercer poder y control, un objetivo claramente patriarcal.

Un estudio realizado en Países Bajos, tomando el testimonio de 4000 ex deportistas contemplando todo tipo de abusos, concluye que el 14% de las y los encuestados, había sufrido alguna forma de violencia sexual. Esto quiere decir que 1 de cada 7 deportistas sufrieron violencia sexual antes de los 18 años en su contexto deportivo. Otro de los resultados concluyentes, y más llamativos de este estudio, reveló que entre los deportistas que competían a nivel internacional, el porcentaje de víctimas alcanzaba un 30%, o sea, 1 de cada 3 deportistas de alto nivel sufre alguna agresión sexual (Vertommen, T., 2015).

El Código de Ética Deportiva de la UNESCO prescribe que las organizaciones deportivas tienen la responsabilidad de implantar y velar por garantías en un marco general de apoyo y protección a menores, jóvenes y mujeres, con el fin de protegerlos del acoso y abuso sexual e impedir la explotación de los mismos. En noviembre de 2017, el Comité Olímpico Internacional (COI) lanzó un documento sobre el tema por petición de las y los deportistas. El manual habla sobre el acoso y abuso e intenta proteger a las víctimas y sancionar a los criminales. Sin embargo todavía nos encontramos con demasiadas noticias al respecto. Quizás, el caso más mediático en los últimos tiempos ha sido el de Larry Nassar, ex médico de la Federación Americana de Gimnasia EEUU, condenado a unos 440 años en distintas causas relacionadas con delitos contra la libertad e indemnidad sexual. El anterior presidente de la Federación de Gimnasia de EE.UU., Steve Penny, ha sido también detenido acusado de manipular y eliminar posibles pruebas sobre los casos de abusos sexuales que afronta Nassar. Las agresiones sexuales y violaciones de más de 300 niñas se produjeron en las instalaciones oficiales que la Federación tiene en Houston.

Lamentablemente, el abuso sexual de niñas/os y jóvenes atletas en el deporte sigue siendo una realidad en todos los países, a todos los niveles de rendimiento pero lo cierto es que es un problema social que realmente «no se quiere ver». El Estado Español no es una excepción. Según nombra Anna Almécija (2018) en un estudio, un 23% de las chicas y un 13 % de los chicos que practican deporte han sido víctimas de algún tipo de abuso sexual. El acoso y abuso sexual vulneran los derechos humanos de las mujeres, de la infancia y de la juventud; se cometen, en mayor o menor medida, en los diferentes espacios sociales, sobre todo en los más masculinizados, y uno de estos espacios es en el contexto deportivo (Azurmendi y Fontecha, 2015).

Ante esta problemática, algunos países llevan años desarrollado políticas de prevención específicas en el ámbito del deporte. El Reino Unido y Alemania son referentes pero en el Estado Español aún se están desarrollando y poniendo en marcha los mecanismos de protección y buentrato incluyendo la prevención, detección e intervención, así como la atención adecuada a personas afectadas a través de protocolos contra la violencia sexista y sexual en los entornos deportivos, entre los que se incluyen e involucran a Administraciones Públicas, Federaciones, Entidades Deportivas y profesionales del deporte, además de tener en cuenta la educación sexual a menores y familias como estrategia de prevención.

Igualmente, se está colaborando en diferentes iniciativas como el PROYECTO VOICES : Voices for truth and dignity y el PROYECTO CASES (Hartill, M. et al., 2021) proyectos financiados por la Unión Europea, que están generando información crucial de la investigación científica sobre la violencia sexual en el deporte europeo escuchando las voces de las personas afectadas. La información recogida permitirá crear una plataforma para el intercambio de conocimientos y de recursos educativos. 72 personas aportaron sus experiencias en entrevistas de historias de vida realizadas y analizadas por investigadoras e investigadores de 7 universidades europeas.

2.- VIOLENCIA SEXUAL

¿De qué estamos hablando cuando nombramos a la violencia sexual? ¿Qué implicaciones tiene la violencia sexual en las y los deportistas?

La violencia sexual es uno de los problemas más graves de salud pública, de justicia social y de derechos humanos, sexuales y reproductivos en el mundo. Este tipo de violencia es una violencia patriarcal y machista que se comete de una forma exageradamente superior contra las mujeres, infancias y juventud. Se ejerce en todos los contextos y en todas las sociedades del mundo (Segato, R., 2003).

Es una violencia estructural. Consiste en toda conducta, tentativa, actitud, símbolo y verbalización que vulnera los derechos sexuales y reproductivos. Está sustentada por la cultura de la violación, por el patriarcado y el capitalismo. La violencia sexual incluye todas las formas de agresión que suponen la utilización del cuerpo contra la voluntad de la persona que la sufre y puede llegar a tener consecuencias devastadoras y prolongadas en el tiempo para la salud sexual y reproductiva, física, psicológica, emocional y puede afectar a todos los ámbitos de la vida incluido el social, el educativo , el laboral, (Segato, R., 2003), así como el que venimos a tratar, el deportivo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como violencia sexual “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo” (CSD, 2018) Nos referimos a un delito contra la libertad y la indemnidad sexual que engloba a las agresiones sexuales, la violación, el abuso sexual, el acoso sexual y el exhibicionismo y provocación sexual. Un delito semipúblico en el Estado Español, donde se necesita la denuncia de la persona agraviada para que la justicia proceda y si es menor o persona con discapacidad el ministerio fiscal procede de oficio.

2.1 CONTEXTO Y ESPACIO DEPORIVO COMO ENTORNO DE RIESGO

Existen algunas condiciones específicas en el deporte que hay que tener en cuenta y que nos pueden ayudar a entender las formas de expresión de la violencia en este contexto :

1. – Vulnerabilidad. Las niñas y jóvenes están en una posición sumamente vulnerable respecto a los clubs, federaciones, asociaciones deportivas, que junto con los entrenadores ejercen mucho poder o influencia sobre ellas, en donde las relaciones que se establecen son asimétricas.

2. – Idealización del entrenador. La figura del entrenador o técnico, es considerada como un “semidios”, una figura de autoridad que ejerce un poder extraordinario sobre los sueños, los anhelos y la vida de las y los deportistas, y en el que las familias depositan la confianza absoluta de sus hijas e hijos.

3. – La relación de confianza, confidencialidad y lealtades puede dificultar la expresión de las y los deportistas ante la violencia. El miedo, la vergüenza y la culpa son dos de las emociones que impiden la revelación de los hechos.

4. – Sumisión. Todo esto genera un comportamiento muy conformista y dócil, que sacrificarán cualquier cosa por permanecer en el grupo de entrenamiento, equipo o club.

5.- Cuerpo como objeto. El cuerpo en el deporte puede ser tocado, manipulado, manejado por la figura del entrenador, masajista, fisioterapeuta, médico para objetivos supuestamente específicos de la actividad deportiva.

6.- Conciencia de los hechos. En muchos casos, no reconocerán que lo que les está ocurriendo es inapropiado o no.

7.- Escenarios donde puede suceder el abuso. Instalaciones, vestuarios, día a día de la práctica deportiva, desplazamientos, viajes, actos sociales relacionados, día de la competición, entradas y salidas de los espacios deportivos.

Según Azurmendi y Fontecha (2015), la mayoría de los casos las deportistas se dan cuenta de que están sufriendo acoso o abuso sexual porque es humillante y ofensivo; en otras palabras, no deseado. Sin embargo, en ocasiones las deportistas no reconocen lo que está pasando porque se quedan “enganchadas” al acosador a través del proceso denominado “grooming” (preparación, acercamiento a la víctima, captación). Según el Comité Olímpico Internacional (COI), el proceso de grooming en el contexto deportivo se compone de 4 fases:

3.- PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA SEXUAL

Teniendo en cuenta las recomendaciones del Programa ATERPE de la Fundación Atlético Club, la prevención de la violencia sexual es fundamental para el libre desarrollo de las personas dentro del ámbito deportivo. ¿Qué necesitamos para prevenir?

1. La coordinación desde las Administraciones Públicas y otras estructuras para la elaboración de NORMATIVAS o PROTOCOLOS DE PROTECCIÓN CONTRA EL ABUSO y CÓDIGOS DE CONDUCTA en entornos deportivos amparados por Leyes que sean útiles y efectivas.

2. Que éstos se pongan en conocimiento a cada asociación o club deportivo y sea de obligatorio cumplimiento.

3. Que haya disponible una FIGURA debidamente formada que vele por la seguridad tanto de las niñas y niños como de los jóvenes (puede ser el profesional de la psicología) llamado DELEGADO DE PROTECCIÓN.

4.- Entre las normas de protección se debe al menos tener el compromiso de los clubs deportivos de que todos y cada uno de los trabajadores incluidos entrenadores y directivos tengan certificados policiales o judiciales de no haber cometido ningún delito sexual. Este requisito resulta imprescindible para la prevención ya que se han conocido casos de agresores que han agredido o abusado de deportistas, y que han repetido esas conductas de abusos en diferentes clubs en España, porque han sido contratados sin tener en cuenta sus antecedentes. Es algo en el que debemos poner especial cuidado a la hora de contratar a entrenadores infantiles y juveniles porque para el agresor es un camino fácil: El deporte es un entorno donde hay más niñas, niños y jóvenes, hay facilidad de acceso al cuerpo, la relación con el entrenador supone la primera relación que se establece con un adulto más allá de sus padres, y que genera conexiones profundas y de confianza.

En niveles de alto rendimiento, los agresores suelen jugar con los logros o el rendimiento de los deportistas. Un testimonio que podría ilustrar esto sería el de Gloria Viseras, ex gimnasta:

“La gimnasia era mi mundo. “Me amenazó con quitármelo todo. Y me dijo que mis compañeras también lo perderían todo. Todo sería mi culpa. Me llegó a amenazar con quitarse la vida si no me convertía en su novia… Y llegados a este extremo, no volví a oponer resistencia”.

No obstante, la prevención de la violencia sexual no es suficiente para pararla, también tenemos que saber detectar, intervenir y dar una atención adecuada a las personas afectadas.

4. – CONCLUSIONES

En conclusión, la prevención de la violencia sexual en los entornos deportivos necesita de la coordinación de diferentes elementos:

1.- Que los agresores no tengan hueco en los entornos deportivos a través de leyes, normativas, protocolos y códigos de conducta y que estos nazcan de la responsabilidad que tienen las organizaciones deportivas sobre las personas que participan de sus espacios.

2.- Debemos procurar tener deportistas educados y concienciados para que ellos mismos sepan poner límites al abuso.

3.- Un entorno familiar y deportivo formado y dispuesto a entender, detectar y combatir la violencia sexual.

4.- Debemos crear entornos seguros para el desarrollo de las personas en total de su libertad y buentrato.

BIBLIOGRAFÍA

Hartill, M., Rulofs, B., Lang, M., Vertommen, T., Allroggen, M., Cirera,E., Diketmueller,R., Kampen,J., Kohl,A., Martin, N., Nanu, I., Neeten, M., Sage, D., Stativa, E. (2021) CASES: Child Abuse in sport: European Statistics – Proyect Report. Ormskirk, UK: Edge Hill University.

Almécija, A. (2018). La violencia sexual en el ámbito deportivo. Mujeres en el Deporte. https://www.mujereseneldeporte.com/2018/11/la-violencia-sexual-en-el-ambitodeportivo-prevencion-deteccion-y-atencion-voice/

Consejo Superior de Deportes (CSD). Guía de detección del abuso sexual infantil en el ámbito del deporte para profesionales. El abuso sexual infantil queda fuera de juego. 2018

Vertommen, T. (2017). Interpersonal violence against children in sport. Unpublished doctoral dissertation, University of Antwerp, Antwerp, Belgium. www. publicatie-online. nl/publicaties/t-vertommen.

Fontecha, M. (2016). Deporte y feminismo: una relación difícil. Pikara Magazine. https://www.pikaramagazine.com/2016/03/deporte-y-feminismo-una-relacion-dificil/

Azurmendi,A. y Fontecha, M. (2015) Guía para la prevención de acoso y abuso sexual a

mujeres en el deporte. Pautas para un protocolo. Emakunde-Instituto Vasco de la Mujer y Departamento de Educación, Política lingüistica y Cultura del Gobierno Vasco.

Segato, R. (2003) Las estructuras elementales de la violencia. Prometeo- Universidad Nacional de Quilmes, Bernal.

Comité Olímpico Internacional (COI). Harassment and Abuse In Sport. https://www.olympic.org/sha?tab=gender-harassment

Comité Olímpico Internacional (COI). Grooming. https://www.olympic.org/sha?tab=genderharassment

Programa ATERPE. https://athleticclubfundazioa.eus/proyectos-deportivos/aterpe/

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